Arancha Caballero

CEO de Nuadda Translations

La economía actual se sostiene sobre relaciones comerciales que atraviesan fronteras. Ninguna compañía que aspire a competir en este espacio puede limitarse a expresarse en un único idioma. La diversidad de clientes, proveedores e inversores hace imprescindible una comunicación multilingüe que sea clara, precisa y culturalmente adecuada. La comunicación empresarial, bien gestionada, es una responsabilidad estratégica que corresponde a los equipos directivos.

Proteger valor y generar confianza

Los errores de comunicación no afectan igual a todas las compañías, pero siempre tienen un denominador común: comprometen el crecimiento. En una pequeña empresa pueden suponer la pérdida de oportunidades de expansión; en una mediana, derivar en litigios por contratos mal interpretados; y en una gran corporación pueden convertirse en crisis reputacionales internacionales. En todos los casos, el ejecutivo es quien debe anticipar y prevenir estos riesgos, incorporando la comunicación e internacionalizándose como parte de la estrategia de negocio.

El liderazgo no solo se mide en decisiones financieras o en planes de crecimiento, sino también en la capacidad de enviar mensajes claros, inclusivos y alineados con la visión de la empresa. Esto implica integrar la comunicación en la gestión de riesgos, en la estrategia ESG y en la relación con los mercados internacionales. Si lo olvidamos dejamos la puerta abierta a pérdidas económicas, de confianza y daños reputacionales.

Una fecha para reflexionar sobre el liderazgo empresarial

El 30 de septiembre, Día Internacional de la Traducción, es una oportunidad para recordar que detrás de toda empresa global hay un reto de comunicación que los ejecutivos deben incluir en su estrategia. Los lingüistas y especialistas aportan el conocimiento técnico, pero es la dirección quien debe situar la comunicación en el centro de la toma de decisiones. Reconocer su valor es reconocer que la internacionalización real de una compañía comienza cuando sus líderes comprenden que hablar con claridad y en el idioma adecuado es tan importante como innovar o crecer.

La tecnología puede ser un apoyo, pero no sustituye al criterio humano ni a la visión ejecutiva. Un chatbot o una herramienta de inteligencia artificial pueden resolver tareas rápidas, pero no garantizan empatía, consistencia, sensibilidad cultural ni responsabilidad ética. Solo el liderazgo consciente asegura que la comunicación empresarial mantenga su sentido, respete la diversidad y genere confianza.

Invertir en comunicación eficaz es invertir en la empresa. Y esa decisión parte siempre de la visión, el compromiso y la responsabilidad de sus ejecutivos.