La semana pasada se registró una gran volatilidad en el mercado de divisas, sin que se apreciara una tendencia clara. La libra esterlina fue la ganadora de la semana (los mercados pasaron por alto la debilidad de los datos de las ventas al por menor), mientras que el yen se comportó peor que el resto de divisas del G10 (ya que el Banco de Japón mantuvo intacta su política ultra laxa de gestión de la curva de rendimientos en su reunión de enero). La evolución de las divisas de los mercados emergentes fue dispar, ya que la fortaleza del peso chileno y de la mayoría de las monedas de Asia Oriental se vio contrarrestada por las fuertes caídas del real brasileño y el rand sudafricano. Atribuimos esto al aumento de las preocupaciones políticas, sobre todo en el caso de Brasil.
Esta semana es relativamente tranquila en cuanto a anuncios en materia de política monetaria, pero se publicarán bastantes datos macroeconómicos. Esperamos ver un repunte significativo de los índices de la eurozona conforme los temores de recesión vayan desapareciendo.
El martes se publican los índices PMI de actividad empresarial de las principales áreas económicas. A lo largo de la semana la atención se centrará en la primera lectura del crecimiento del PIB estadounidense del cuarto trimestre (jueves) y en el informe sobre la inflación del PCE de EE.UU. (viernes). Se espera que el PIB muestre un crecimiento saludable, y que la inflación del PCE confirme la modesta tendencia a la baja de la inflación subyacente, por lo que ambas deberían ser buenas noticias para la Reserva Federal.
EUR
El optimismo acerca de que la economía europea evite la recesión sigue en aumento. La semana pasada, la confianza de los inversores y las matriculaciones de automóviles contribuyeron a este optimismo, pero la principal confirmación tendrá que venir de los índices PMI de actividad empresarial de enero, que se publicarán mañana.
El alejamiento de China de su política de cero-Covid sigue alimentando la subida del euro, al igual que la sensación de que, mientras la Reserva Federal puede permitirse reducir su endurecimiento monetario, el BCE no puede hacerlo. Un par de discursos de los miembros del BCE, entre ellos el de la presidenta Christine Lagarde, deberían confirmar el reciente giro agresivo del banco central y ayudar al euro.
USD
Al igual que en Reino Unido, los datos económicos publicados la semana pasada en EE.UU. fueron mixtos. La solidez de los datos del mercado laboral contrasta con la debilidad de los volátiles datos mensuales de las ventas al por menor. Los tipos de interés vivieron una semana volátil, pero acabaron más o menos donde la habían empezado.
Es poco probable que los funcionarios de la Reserva Federal hagan declaraciones que influyan en el mercado a tan poco tiempo de la reunión clave de febrero, pero las cifras del PIB y, lo que es más importante, el informe de inflación del PCE, podrían afectar a la narrativa de que la Reserva Federal está a punto de poner fin a su ciclo de endurecimiento. Estaremos muy atentos a la cifra de inflación subyacente del PCE, quizá el indicador de inflación más importante a ojos del banco central.
GBP
Los datos económicos de Reino Unido fueron tan dispares como los de EE.UU. El informe de empleo de noviembre fue bueno y la inflación subyacente no mostró signos de moderación, pero las ventas al por menor fueron débiles.
Los mercados optaron por centrarse en lo positivo y la libra encabezó el ranking del G10 la semana pasada, cerrando en los niveles más altos frente al dólar desde el verano pasado. Seguimos esperando que el Banco de Inglaterra suba los tipos de interés en 50 puntos básicos, incluso si la Reserva Federal pasa a subidas de tipos menores de sólo 25 puntos básicos, por lo que el camino para la libra a corto plazo parece ser al alza.