Los responsables financieros deben ser conscientes de que nos adentramos en un año complejo, marcado por la incertidumbre. Así se desprende del seminario web “2024 in Finance” de Statista, que apunta a una tormenta perfecta de inflación, tipos de interés y volatilidad geopolítica para este año. Con más de 50 países celebrando elecciones nacionales, no cabe duda de que habrá muchos cambios políticos a los que enfrentarse.
Casi todos (98%) los responsables de la toma de decisiones empresariales creen que el papel del CFO ha cambiado en los últimos años, impactando en áreas del negocio como el marketing, las operaciones o la innovación tecnológica. Añadir más variables a la ecuación puede parecer una mala idea. Pero en 2024, los directores financieros no tendrán otra opción. Si quieren alcanzar sus objetivos de crecimiento tendrá que prestar atención a las siguientes áreas claves:
En primer lugar, los informes de sostenibilidad que comprenden los avances medioambientales, sociales y de gobernanza de las empresas, serán un punto clave para en 2024. A medida que nos acercamos al ecuador de la década, la ambición mundial de reducir las emisiones netas de carbono en un 45% para 2030 y llegar a cero en 2050 llama a nuestra puerta. Por no hablar de nuestra responsabilidad de crear empresas sostenibles y socialmente responsables. La magnitud del problema es tal, que esto se traduce en que los gobiernos, los reguladores y las partes interesadas de todo el mundo están aumentando la presión sobre las empresas para que demuestren su cumplimiento y su compromiso.
El 5 de enero de 2023 entró en vigor la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Empresarial (IRSE). Esta nueva directiva moderniza y refuerza las normas relativas a la información social y medioambiental que deben comunicar las empresas. Para los líderes empresariales, 2024 significa tener que aplicar las normas por primera vez este año fiscal, para su inclusión en los informes de 2025
¿Y por dónde empezar? Pues a pesar de que los informes de sostenibilidad tienen muy poco que ver con las finanzas, los directivos deberían recurrir a sus directores financieros. Tanto si se trata de establecer indicadores clave de rendimiento, aplicar una estrategia ambiciosa o hacer frente a la falta de comunicación y transparencia (por ejemplo, los casos de greenwhashing), los directores financieros están perfectamente capacitados para este tipo de funciones.
En segundo lugar, la inteligencia artificial. En 2024, la innovación tecnológica será una de las principales áreas de interés para los directores financieros. Esto se debe a que tienen un profundo conocimiento del retorno de la inversión, y en un momento en que las empresas pueden pecar de despilfarrar los presupuestos tecnológicos en múltiples herramientas, los directores financieros pueden asegurarse de que la inversión ofrezca resultados. Aunque, esto es más fácil de decir que de hacer, ya que la encuesta Pulse de PwC muestra que el 88% de los directores financieros y otros líderes empresariales afirman que tienen dificultades para obtener valor de sus inversiones en tecnología.
Para solucionar este problema, los directores financieros deben trabajar codo con codo con los responsables de sistemas y los directores técnicos para dar un paso atrás y pensar de forma más estratégica sobre las inversiones en tecnología. Esto significa explorar diferentes herramientas del mercado, abstenerse de suscripciones costosas y prolongadas, y pensar estratégicamente en cómo dotar de más recursos a las personas. Para los directores financieros que buscan un punto de partida, no hay mejor lugar para empezar que su propio equipo. Según el Manual del director financiero para 2024 de Pleo, solo el 27 % de las empresas confía en introducir la IA (generativa o de otro tipo) en sus operaciones financieras. Utilizando el equipo financiero como campo de pruebas, los responsables financieros pueden ayudar a superar dos de los mayores obstáculos para la adopción efectiva de la IA: la gestión del cambio y la formación.
Y, en tercer lugar, las salidas a bolsa. Ante la posibilidad de que algunos de los principales bancos centrales, como la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco Central Europeo, empiecen a recortar los tipos de interés este año, las Ofertas Públicas de Venta vuelven a estar en la agenda de muchas empresas.
2023 fue un año relativamente flojo para las OPV en comparación con 2022, pero ahora las empresas necesitan prepararse. Los directores financieros cuentan con una posición privilegiada para decidir si una empresa lo tiene todo a punto: desde crear la infraestructura hasta tener el equipo adecuado, pasando por mantener el análisis financiero y las previsiones, lanzar y apoyar el proceso. Como era de esperar, salir a bolsa requiere compromiso, resistencia y, en algunos casos, contratación. Pero el director financiero puede hacerlo realidad colaborando estrechamente con el consejero delegado para formar un tándem que pueda equilibrar la ambición con la estrategia al tiempo que se corteja a los inversores.
Pero ¿cómo abordar todas estas cuestiones cuando los directores financieros ya disponen de poco tiempo y recursos? Pues en lugar de considerar estas áreas de interés como una carga más para los responsables financieros, deberían verse como oportunidades. Por ejemplo, la oportunidad de dirigir una empresa más sostenible y que cumpla las normas. La oportunidad de aprovechar la tecnología más potente que existe en el lugar de trabajo desde la aparición de Internet. La oportunidad de aumentar su perfil público y su base de clientes.
Pero para aprovechar cada una de estas oportunidades, los líderes empresariales necesitan liberar a sus directores financieros de la gestión diaria del equipo financiero. Los directores financieros deben delegar el trabajo y la carga administrativa a la que se enfrentan a diario, ya sea en la IA o en sus equipos más amplios. Si no lo hacen, será un muy difícil lograr incluso uno solo de los objetivos anteriores, por no hablar de los tres.