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Dimitri Boylan

CEO fundador de Avature

Hace muy poco sacamos a luz nuestro último informe “The State of the HR Landscape in 2025” donde analizamos las prioridades estratégicas de los departamentos de RRHH, y cómo están impulsando la introducción de tecnologías avanzadas. El estudio ha servido para demostrar que la inteligencia artificial es una herramienta cada vez más utilizada en todo el mundo. Tanto es así que el 95% de los profesionales prevé un incremento en la adopción de la IA y machine learning para el próximo año. 

Si profundizamos un poco más en el informe, también reflejamos la importancia de adaptarse a las diferentes demandas del mercado laboral a través de un enfoque basado en competencias. Y aquí, la IA juega un papel esencial, al permitir identificar las habilidades de los empleados y ajustarlas con las necesidades internas de la empresa.

Así, de los profesionales que han comenzado a aplicar este enfoque, el 46% lo están aplicando en el área de la movilidad interna, ofreciendo a los trabajadores nuevos roles y oportunidades de crecimiento y desarrollo, además de mejorar su compromiso y permanencia en el equipo.

Ante estos datos, queda claro que el sector tiene un gran interés en sacar el máximo partido a estas herramientas e implementarlas en múltiples áreas. Si bien los casos de uso de la IA son diversos y prometedores, bajo mi perspectiva, su mayor potencial se encuentra en lo que puede aportar en la retención de talento y en la mejora de la satisfacción y fidelidad de los equipos.

Inteligencia artificial para retener talento y crear relaciones laborales duraderas

La IA nos brinda la oportunidad de reconocer patrones y detectar tendencias y comportamientos de los empleados a través de un análisis profundo de contextos y a una escala mucho mayor de lo que los seres humanos podemos procesar. 

En los RRHH, esta capacidad puede ser crucial, especialmente si tenemos en cuenta las limitaciones de las herramientas tradicionales utilizadas para medir parámetros tan subjetivos como el compromiso y el sentimiento de los trabajadores, tales como las encuestas con escalas numéricas que poco reflejan la forma real en que las personas piensan y sienten. Ahora, con el avance de la IA, es posible analizar grandes volúmenes de datos y contextualizarlos de manera más efectiva, lo que podría contribuir a que la medición del compromiso evolucione desde un enfoque basado en la intuición hacia uno respaldado por datos más realistas y confiables.

Centrándonos en el ejemplo práctico del uso de las típicas encuestas de compromiso, la IA puede permitir a los trabajadores expresarse en su propio lenguaje y aplicar el procesamiento del lenguaje natural (PLN) para analizar sus respuestas. De esta forma, se vuelve mucho más probable para los equipos de RRHH conocer cómo se sienten realmente. Y, lo que es más importante, detectar si hay riesgo de rotación y tomar medidas proactivas para prevenir su partida. 

Esta misma capacidad de reconocimiento de patrones a escala que ofrece la IA permite mejorar los procesos de movilidad. Aquí, no es solo capaz de identificar e inferir las habilidades específicas de una persona, sino también de ayudarnos a sugerirles posiciones o proyectos que se alineen mejor con su perfil y sus competencias.

A su vez, paradójicamente, la IA también facilita tareas cuya naturaleza es profundamente humana. Según exploramos en nuestro informe, el 42% de los profesionales del sector que están ya trabajando con tecnologías de IA y automatización han experimentado un aumento en la productividad. Estamos acostumbrados a escuchar que este tipo de tecnologías, incluidas en los softwares de recursos humanos, nos liberan de tareas repetitivas. Pero hay una consecuencia notable detrás de esto: los profesionales pueden centrarse ahora en las partes más estratégicas de su trabajo, aquellas en las que la intervención de las personas es insustituible. 

Como resultado, la IA está favoreciendo la creación de ambientes de trabajo donde los empleados adquieren un valor añadido especial, sintiéndose así mucho más satisfechos con sus tareas, lo cual favorece su lealtad con las empresas y su permanencia en ellas.

¿Y cómo empezar a aprovechar la IA en RRHH?

La inteligencia artificial ofrece grandes oportunidades para optimizar la gestión del talento, pero su implementación debe ser estratégica. En este sentido puede ser útil, en primer lugar, identificar e implementar soluciones que permitan generar un gran valor pero que no requieran de grandes inversiones iniciales. Además, comenzar con proyectos piloto podría facilitar la evaluación de su efectividad en un entorno controlado antes de expandir su uso a un nivel más organizacional.

Sin embargo, aunque el avance de la IA trae consigo múltiples beneficios, también trae riesgos que no deben subestimarse. Uno de los más críticos es el uso inadecuado de herramientas como ChatGPT, donde, sin una formación adecuada, se puede exponer información confidencial como datos sensibles o propiedad intelectual. Para garantizar el éxito de estas iniciativas, fomentar la alfabetización en IA y fortalecer la confianza en su uso entre los empleados puede marcar la diferencia. Educar a los trabajadores sobre las limitaciones de esta tecnología y alentar una actitud crítica frente a sus respuestas puede ayudarnos a minimizar errores que podrían suponer grandes costes y riesgos.

No obstante, el éxito de la IA en los RRHH dependerá en todo caso de una estrategia bien definida que contemple las particularidades de cada organización: su cultura, sus valores, sus objetivos y los desafíos específicos a los que se enfrenta. 

En términos generales, la inteligencia artificial representa el mayor salto tecnológico que hemos vivido, y aún estamos en proceso de descubrir cómo sacarle el máximo partido. Adoptar la IA de manera efectiva requiere no solo de una inversión en tecnología, sino también de un cambio de mentalidad dentro de las organizaciones. Para ello, puede ser valioso que los departamentos de RRHH y los líderes empresariales se mantengan actualizados, fomenten una cultura de aprendizaje, y ayuden a desmitificar la IA entre los empleados. De este modo, aprovecharán mejor su potencial para crear entornos de trabajo más eficientes, llamativos y personalizados.