La llegada de las nuevas tecnologías ha interrumpido con fuerza en el ámbito de la solidaridad. Cada vez más se oye hablar de la solidaridad 4.0, un concepto que engloba no solo una manera diferente e innovadora de donar, sino también el perfil de los nuevos donantes, personas con un nivel de compromiso social y medioambiental alto y muy acostumbrados a las nuevas tecnologías y a moverse por Internet y Redes Sociales.
Lo cierto es que la solidaridad y el altruismo están fuertemente arraigadas en la mayoría de las personas, independientemente de la generación (Baby Boomers, X, Millennials, Z…) a la que pertenezcan. Forma parte de nuestro ADN y siempre que es posible, la sociedad española colabora, directa o indirectamente, con alguna causa social o sostenible.
Si bien, la tecnología y la digitalización están impulsando esta vena solidaria de las personas, facilitando la donaciones rápidas y sencillas y añadiendo un atributo de transparencia y seguimiento del importe donado que antes era más complicado de realizar. Estamos hablando de microdonaciones, redondeo solidario, céntimo solidario o solidaridad 4.0., unos nuevos conceptos de donación que permiten a las personas, tanto en tiendas físicas como en e-commerces, destinar el importe que deseen a causas específicas de ONGs y entidades sociales.
Así, en el momento de pagar, el comercio le pregunta al cliente si desea añadir una pequeña aportación económica –bien en formato de redondeo o en donación de céntimos fijos- al importe total de su ticket y contribuir a iniciativas de impacto social. Tras esto, se transfiere de manera directa los fondos recaudados a la organización que lleva a cabo el proyecto social por que se ha donado. Los comercios y cadenas colaboradoras, por su parte, pueden elegir aquella iniciativa con la que deseen comprometerse, acorde a su actividad y política corporativa de RSC.
Una nueva generación
Por ello, nos encontramos ante una nueva generación de donaciones solidarias, que va mucho más allá de una mera aportación económica y que cada vez es más popular. Así, el año pasado la microdonaciones de Worldcoo, la plataforma líder en España, canalizó 15 millones de donaciones, que ayudaron, de manera directa, a 1,32 millones de personas gracias al apoyo de 118 proyectos sociales y medioambientales. En total, se recaudaron 3,06 millones de euros, siendo la media de las aportaciones 19 céntimos de euro.
Esta consolidación de las microdonaciones se debe, sobre todo, al carácter altruista de los jóvenes. Según el estudio ‘El perfil del donante 2022’ realizado por la Asociación Española de Fundraising (AEFr), 4 de cada 10 españoles mayores de edad realizaron alguna donación al Tercer Sector. Además, un 84% colaboró de algún modo con diferentes organizaciones. La edad media del donante español es de 49 años y donan por igual hombres y mujeres.
En el caso del redondeo solidario, los datos de Worldcoo constatan que el perfil del donante es cada vez más joven, situándose entre los 30 y 45 años. Cabe destacar que los importes que donan son pequeños (apenas unos céntimos de euro), lo que facilita la “democratización de las donaciones”.
Por otro lado, aunque la salud sigue siendo la causa principal por la que más se dona, en el microdonante se observa un creciente interés por otras prioridades, como el medioambiente o la igualdad de género.
Fase de despegue
Así pues, el redondeo solidario se encuentra en un momento de despegue. Tras cumplirse una década desde que empezó a implantarse Worldcoo, la plataforma ha demostrado ser tan efectiva como otros canales clásicos de donación. Algo que se debe, fundamentalmente, a que este método consigue derribar las barreras psicológicas de aquellos que son más reticentes, en general, a donar su dinero
Por ello, la unión hace la fuerza, y multitud de aportaciones de pocos céntimos acaban dando lugar a contribuciones que logran transformar la vida de las personas o mejorar el medioambiente. Estas pequeñas aportaciones permiten financiar proyectos de Unicef, Cruz Roja, Save the Children, Down España, Fundación Ecomar o Fundació Pasqual Maragall, entre muchos otros. La fuerza de la colaboración se hace evidente en la capacidad de transformar pequeñas acciones individuales en un impacto significativo y positivo en la comunidad y el entorno.