dfgmhghj

Miguel Morales Moya

Profesor de EAE Business School

En la antigua Grecia, dos hermanos gemelos Euthymios y Dyssebeia fueron bendecidos por los dioses con un don especial: cualquier cosa que hicieran, con independencia de que fuera considerada buena o mala, podía tener resultados opuestos según la situación sobre la que se aplicara.  Así, lo que era visto como bueno en una situación podía ser considerado o tener un efecto terrible en otra.

Cuentan que, durante un viaje, encontraron a una anciana desvalida, compadeciéndose, Euthymios, persona solidaria y de gran corazón, le dió agua y comida, pero resultó que la anciana era una bruja que trajo muchas desgracias. Siguiendo su camino, encontraron un comerciante que también estaba en apuros y Dussebeia, menos bondadoso que su hermano, se negó a ayudarle, el comerciante les tachó de crueles y poco solidarios. Resultó que el comerciante transportaba armas para favorecer una guerra y gracias a que no le ayudaron no pudo completar su misión.

Finalizado su viaje, se les apareció la diosa Atenea, guardiana del oráculo, y les explicó que el poder de su don residía en la comprensión profunda de las situaciones, ninguna acción es buena o mala per se, su efecto depende de cómo se adapte al entorno.

Parece que la intención detrás de un acto no siempre determina su resultado, sino que es el contexto en el que se realiza, lo que tiene mayor influencia sobre éste.

La política fiscal adolece en parte de esta terrible dualidad, el discurso político, más intencional, nos acuna con mensajes biensonantes para nuestros oídos según sea nuestra intención para con los demás, así hablando en abstracto, “los demás”. De esta manera básicamente unos nos hablan del poder multiplicador para el crecimiento económico de la reducción de impuestos que traerá prosperidad, al dejar a la iniciativa privada de la economía la gestión de los fondos, generando inversión y generación de valor productivo y empleo que incrementará la recaudación fiscal, otros de la importancia de lo público y de los impuestos para cebar la economía, reducir la desigualdad social y mantener un crecimiento socialmente sostenible. Ambos mensajes, opuestos, que parten de buenas intenciones, se lo suponemos en ambos casos y que han demostrado sus efectos adecuados e inadecuados (independientemente del mensaje y su aplicación) en el pasado.

Los efectos dependen del contexto, de la situación actual ¿está el sector privado ofreciendo? ¿estamos en recesión?, del punto de partida ¿partimos de una situación de alto endeudamiento público?  y de los deseos y aspiraciones de los ciudadanos en sus diferentes roles en la economía. ¿tiene el mismo efecto una bajada de impuestos sobre el comportamiento de un empresario emprendedor y creador de riqueza desde la asunción del riesgo que sobre un rentista, inversor pasivo y acaparador de riqueza, o sobre, que también los hay, un cuentista encantador de serpientes? ¿tiene el mismo efecto sobre la economía la expansión de lo público sobre un sistema formado por empleados públicos motivados, responsables, convencidos del servicio al ciudadano que sobre un esquema de empleados desmotivados, egoístas y corruptos? Los propios economistas tampoco se ponen de acuerdo sobre cuál es la mejor de las políticas, keynesianos, neokeynesianos, liberales, neoliberales, monetaristas, austriacos, monetaristas modernos. Cada escuela nos da su versión y se decanta por una de las dos grandes corrientes políticas a favor de lo público o de lo privado.

Quizás la diferencia entre las diferentes corrientes económicas, todas bienintencionadas al igual que los mensajes de los distintos colores políticos, está en la diferente concepción de lo humano, que además generalizan, “el humano bueno generoso y social o  el humano egoísta”, y generalizar descontextualiza.

¿Ayudamos al comerciante?, ¿ayudamos a la viejita?, o bien ¿la cuestión es ayudar al comerciante que crea valor y no al que lo destruye? Igualmente, ¿a la viejita que no va a sembrar el mal o a la bruja? Parece que, la aplicación de las políticas fiscales sobre un conocimiento profundo del contexto es lo que va a permitir su éxito o fracaso. Claro, esto tiene una difícil explicación al público por parte de los políticos.

Atenea guíanos en el difícil camino de la estabilidad presupuestaria.