Mariano Llorente Suárez

Presidente y fundador del Club CEO España

Llevo media vida trabajando con empresarios. Y si algo he aprendido con ellos es que dirigir una empresa es una tarea apasionante, pero también solitaria. Da igual que tengas un gran equipo, asesores de confianza o incluso amigos con los que comentar las jugadas: hay decisiones que solo puedes tomar tú, y a veces ese peso se hace muy grande.

Con esa convicción, en 2018 decidí crear los Cónclaves CEO dentro del Club que fundamos en Segovia un año antes. Queríamos tener un espacio distinto, donde los empresarios pudiéramos hablar sin filtros, quitándonos las máscaras que muchas veces llevamos en nuestro día a día. Un lugar donde no hubiera cargos, egos, ni postureo, sino mucha confianza, escucha y apoyo mutuo.

Desde entonces, nos reunimos cada dos meses en grupos reducidos de 15 empresarios. No importa el sector, el tamaño de la empresa, la zona o la edad: lo que nos une es que todos nos jugamos nuestro patrimonio y sabemos lo que significa liderar en un mundo incierto y revuelto.

Cada reunión tiene una dinámica sencilla pero poderosa: compartimos cómo nos va desde el último encuentro, qué indicador marca el pulso de nuestro negocio o sector y, sobre todo, qué reto personal o profesional nos preocupa. A partir de ahí surge lo mejor: la conversación, la ayuda y esa sensación de que no estás solo.

En los Cónclaves también tenemos algo muy especial: el MiniConsejo, cuando todo el grupo se vuelca en ayudar a uno de sus miembros con un dilema concreto. Y potenciamos la figura del experto ingenuo, ese compañero que se atreve a preguntarte lo que nadie antes te había discutido, y cuya mirada fresca muchas veces abre nuevas perspectivas de pensamiento.

He visto a empresarios emocionarse al compartir miedos que nunca habían dicho en voz alta. He visto a otros salir con una idea salvadora gracias a la experiencia de un colega de un sector totalmente distinto. Y he visto cómo lo que empieza como una reunión de empresarios se convierte en auténticas amistades para toda la vida.

Hoy existen siete grupos activos, realizamos dos Intercónclaves al año al que acuden miembros de todos los grupos, almorzamos con líderes inspiradores y organizamos la Cumbre CEO que se ha convertido en la cita empresarial más especial del año. Pero lo más valioso es la hermandad que se ha creado: un vínculo de conexión real entre empresarios que se apoyan, se aconsejan y también celebran juntos.

A menudo me preguntan qué hace diferente a un Cónclave. Y yo siempre respondo lo mismo:

Aquí nadie viene a vender, ni a impresionar o promocionarse. Venimos a ser honestos, a escucharnos y a crecer como líderes y como personas.”

Ser parte de un Cónclave es formar parte de una tribu. Una tribu que te acompaña en los momentos dulces y en los difíciles, que entiende lo que significa arriesgar, pagar nóminas cada mes, sobrevivir a la asfixiante fiscalidad y sostener un proyecto con propósito.

Por eso creo que, hoy más que nunca, los empresarios necesitamos espacios así, círculos de confianza que compartan el mismo propósito de acompañar a quienes lideran empresas. Cada uno con su estilo y su orientación, pero todos con la convicción de que ningún empresario debería caminar solo. Porque al final, liderar no es solo dirigir una empresa: es atreverse a hacerlo acompañado, tu camino se hará más ligero, más inspirador y, sobre todo, más humano.