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Javier Fernández-Pacheco,

Profesor de EAE Business School

Tratábamos antes del verano, en estas mismas páginas, sobre el tipo de soluciones que necesitaríamos aplicar para erradicar el acuciante problema de vivienda que se sufre en determinadas zonas de nuestro país. Y digo determinadas, porque en otras zonas es casi más fácil comprarse un piso que un móvil de última generación. Debe ser que en esas otras zonas no hay especuladores que hagan subir los precios. Sean indulgentes y perdónenme tanto la exageración como la ironía.

Estarán Uds. conmigo en que tan malos son los especuladores de Barcelona, como malos son los especuladores de Ciudad Real. Y si la culpa de los elevados precios fuera de los especuladores, pues los precios estarían subiendo por igual en todos lados. Pero no es el caso. Las diferencias geográficas en la evolución del mercado inmobiliario son notorias. Así que la causa del incremento de los precios debe estar en algún otro lado.

En mi libro “Alquilar O Comprar”, dedico todo el capítulo 2 a analizar las razones que influyen en el precio de la vivienda. Como un capítulo es mucha información, les haré un resumen.

En un mercado libre o pseudo libre, como el nuestro, los precios suben y bajan cuando se desajustan la oferta y la demanda. Si la oferta de viviendas baja, manteniéndose la demanda, los precios subirán. Si por el contrario la oferta sube manteniéndose la demanda, los precios bajarán. Con la demanda, pasa lo mismo. A más demanda para la misma oferta, los precios suben. A menos demanda para la misma oferta, los precios bajarán.

Hasta aquí, todos de acuerdo. Son las normas básicas del mercado pero, si es tan sencillo, ¿Por qué no se aplica esta misma lógica cuando queremos afectar a los precios de la vivienda? Porque del párrafo anterior, se desprende que, si queremos que bajen los precios, solo hay dos caminos posibles. Ni tres, ni uno, ni diecisiete. Solo dos. Uno es disminuir la demanda. El otro es aumentar la oferta. Y no hay más.

¿Qué pueden entonces hacer las administraciones públicas para ayudar a sus ciudadanos a encontrar viviendas a precios más razonables? Pues eso, aumentar la oferta y disminuir la demanda.

Las administraciones pueden aumentar la oferta mediante la liberalización de suelo urbanizable, disminuyendo las trabas administrativas, facilitando los cambios de uso, reduciendo los plazos al resolver asuntos para mejorar el periodo de maduración, y mediante la construcción de viviendas sociales en régimen de alquiler.

¿Y la demanda? ¿Cómo pueden disminuir la demanda? Pues facilitando el teletrabajo y mejorando (y mucho me atrevería a decir), la frecuencia y rapidez del transporte público. Y no añadiré mucho sobre este último aspecto para no hacer leña tras este maravilloso verano ferroviario. Pero mientras sigamos empeñados en medidas que ahuyentan a la oferta, sin disminuir la demanda, pues los precios seguirán escalando sin remedio.

Y mientras tanto los ciudadanos hacen lo que pueden para sobrevivir. Y el ingenio les lleva a aumentar la oferta mediante la transformación de locales comerciales en viviendas y disminuir la demanda reinventándose y trasladándose a vivir a entornos menos tensionados como los rurales. Expulsados de su entorno por culpa de un diagnóstico erróneo.