Guillermo Llibre

Guillermo Llibre

CEO de Housell

El mercado inmobiliario español es un reflejo de la sociedad, y en él se pueden percibir los miedos, cambios de hábitos y patrones de consumo y ahorro de los ciudadanos. Pese a que 2023 será recordado como un año con diversos (y adversos) factores políticos y económicos, es importante situar el momento actual dentro de un marco más elevado y amplio, ya que la comparativa con las cifras postpandémicas del sector puede generar una sensación de alarma y desasosiego que no hace justicia a la situación del mercado nacional actual.

Según datos de Instituto Nacional de Estadística (INE) acerca de la compraventa de viviendas en España, en 2023 se ha experimentado un declive constante desde enero, mes en el que se completaron 56.372 transacciones a nivel nacional. A partir de julio, se observó un descenso cada vez más significativo, situando las cifras por debajo de los 50.000 en los meses sucesivos.

En comparación, 2022 fue un año de mayor actividad en el sector, sin embargo, cabe plantearse que las elevadas cifras que marcaron la actividad inmobiliaria en España durante el pasado año, pudieron estar motivadas por la salida de una pandemia mundial que había redefinido los gustos y preferencias de los españoles. La población se lanzó a la búsqueda de pisos más amplios, con jardines y terrazas que permitieran cubrir aquellas necesidades que habían despertado tras el estallido de la pandemia en 2020. Habíamos estado meses de pausa y esta demanda acumulada, unida a unos intereses en negativo, provocaron un aumento de las operaciones. Este fenómeno hizo que, en 2022, las cifras fueran, sin duda, más elevadas que en el periodo inmediatamente posterior a la pandemia (2020-2021): entre marzo y mayo de 2022 se superaron las 59.000 transacciones mensuales en España.

Sin embargo, para contextualizar el momentum en el que nos encontramos, es fundamental echar la vista atrás y no comparar tan sólo con uno de los mejores años del mercado en décadas. Es fundamental abrir las miras y mirar con perspectiva: en el último ejercicio prepandémico (2019), observamos que las cifras de compraventa tampoco superaban las 50.000 transacciones mensuales en todo el año, aun cuando operaban tipos de interés más favorables a los actuales. Con la llegada de la pandemia en 2020, estas cifras sufrieron un declive drástico, alcanzando su mínimo en 22.652 transacciones en mayo de dicho año. La incertidumbre económica generada por la pérdida de empleos y reducciones salariales afectó la capacidad de las personas para adquirir propiedades a lo que se unieron las restricciones de movimiento y el distanciamiento social dificultaron las visitas a propiedades y la interacción con agentes inmobiliarios. Inmediatamente después, el pasado año, llegó el ‘boom’ al sector del que hablábamos previamente.

De esta manera, al analizar con perspectiva las cifras que han protagonizado el mercado inmobiliario en España durante los años 2023, 2022 y 2019 (y dejando fuera a 2020 y 2021 al tratarse de un años excepcionales y anómalos caracterizados por la pandemia), se revelan tendencias clave. 2022 tuvo un cierre desafiante con encarecimiento de los tipos que ha marcado 2023, a pesar de ello, fue un gran año para el mercado español. Por su parte, a pesar de que las cifras de 2023 muestran un descenso claro respecto al año anterior, siguen hoy siendo superiores a las de 2019 y cerrará como uno de los mejores años para la compraventa de viviendas desde la crisis financiera de 2008. Por lo que aún es pronto para llevarnos las manos a la cabeza, y señalar que seguimos en un buen momento para vender.

En definitiva, a pesar de la disminución del volumen de transacciones inmobiliarias en 2023, la comparativa con años anteriores revela una realidad: la verdadera resiliencia del mercado inmobiliario nacional. A pesar de los desafíos actuales, el horizonte del mercado inmobiliario se sigue vislumbrando estable.