El Banco Central Europeo ha cumplido con las expectativas y sube los tipos 75 puntos básicos. Es una medida necesaria y adecuada pero no suficiente para contener la inflación.
Debemos recordar que la inflación subyacente -excluyendo energía y alimentos- se encuentra a niveles no vistos desde los años 90 y que el efecto monetario de la inflación es evidente. Sobre ello está actuando el BCE y aplaudimos su decisión.
El BCE tiene una senda aún moderada de subida de tipos que deja los tipos reales en territorio negativo y, por lo tanto, debe seguir con este programa trazado, pero a la vez debe vigilar el entorno porque los estados europeos están lanzando enormes programas de gasto que suponen más riesgo de inflación y consumo de nuevas unidades monetarias y, a pesar de la normalización, el aumento de la masa monetaria en la eurozona (M2) continúa siendo mayor al crecimiento del PIB real.
Esta subida de tipos no tiene un impacto severo sobre las condiciones de crédito y consideramos que las entidades financieras no van a restringir el crédito ya que dichas condiciones son todavía muy atractivas para la inversión y la deuda prudente.
El coste de las hipotecas a tipo variable subirá ya que es probable que el euribor refleje estas nuevas expectativas pero no podemos olvidar que venimos de una época anómala de tipos ultra-bajos y que las familias se han preparado en su amplia mayoría trasladando hipotecas de tipo variable a fijo.
Una decisión adecuada, correcta y en el buen camino, pero queda mucho por hacer antes de llamarlo normalización real.