Land Rover Defender: actitud off-road, aptitud total

David Cazallas | 22 de febrero de 2023

adf

Hemos tenido el placer de conducir la reinterpretación de todo un clásico de la automoción, el Land Rover Defender. A priori, menos rústico y con una tendencia hacia lo urbano, cuando te sientas tras el volante compruebas que, a veces, las apariencias engañan. Fiel a su filosofía, el gigantesco Defender 110 conserva todo el carácter off-road que su nombre y apellido ha ido paseando por los caminos y campos españoles, pero con un matiz: este Defender es apto para el uso urbano y de carretera con una solvencia más que sorprendente.

Es curiosa la mezcla de sensaciones que uno tiene al sentarse por primera vez en un Defender moderno. Por un lado, ante el conductor se encuentra un vehículo innovador, preparado para cualquier situación. Por otro lado, es un viaje al pasado; y es que los ingenieros de Land Rover han sabido respetar la tradición de un modelo icónico para la automoción e, inevitablemente, uno siente el peso de la historia en sus manos. 

Pero no nos engañemos, el Defender es un coche que ofrece un abanico de nuevas prestaciones. Las innovadoras y avanzadas tecnologías todoterreno redefinen las aventuras en el siglo XXI sin perder la autenticidad del espíritu que ha caracterizado a Land Rover durante más de 70 años.

asdf

Una apariencia ‘bestial’

El Defender es uno de esos 4×4 inconfundibles. Su silueta sobresale sobre el resto del tráfico de la ciudad, y sus gigantescas dimensiones llaman poderosamente la atención. De sus antecesores mantiene el portón trasero con bisagras laterales y la rueda de repuesto, instalada en la parte trasera, que siempre ha caracterizado al Defender primigenio.

Entre sus novedades, una figura más urbana para no desentonar en las calles o carreteras de las ciudades. Eso sí, su silueta, diseñada con mínimos voladizos, consigue excelentes ángulos de ataque y salida. La vocación off-road está presente hasta en los más mínimos detalles. 

adsf

En su interior, los materiales de calidad abundan. La presencia es la de un vehículo de gama premium, de esos que llamaríamos ‘aspiracionales’. Cuenta con un diseño minimalista, con un salpicadero limpio, intuitivo y presidido por una gran pantalla central que da paso a una botonera donde controlar parámetros como la climatización o las ayudas a la conducción fuera de carretera. 

Con un vistazo rápido uno se da cuenta de que los materiales, además de ser excelentes, también son funcionales. No nos deja el Defender olvidarnos de que estamos en un 4×4, y todo está pensado para ser práctico, para limpiarlo con facilidad y darle un uso intensivo más allá del asfalto.

El resultado de todo lo anterior es que el Defender 110 que hemos probado ofrece configuraciones de cinco, seis o 5+2 plazas con un espacio de carga detrás de la segunda fila de hasta 972 litros y hasta 2.277 litros cuando la segunda fila está plegada. Un gigante sobre ruedas.

Rodando en su hábitat… y fuera de él

Durante los días que hemos dispuesto del Defender 110, éste nos ha llevado a diversas situaciones cotidianas, como por ejemplo desenvolvernos en el tráfico de una gran ciudad, hacer un viaje por carretera o salir del asfalto para testear sus cualidades más características.

  1. En la ciudad: El Land Rover Defender 110 es, como podrán intuir, un coche no muy práctico si hablamos de desenvolvernos en el tráfico diario. Sus casi cinco metros de largo son un lastre para callejear, aparcar o fluir en una vía con más tráfico del habitual. Y todo ello sin contar el consumo, que en ciclo urbano puede llegar a los 14 litros a los 100 en la unidad probada, equipada con un propulsor diésel de seis cilindros y 3.000 cc, que rinde 250 CV y asociado a una transmisión automática de ocho velocidades. Aunque el consumo se justifica por el empuje del motor y el peso del aparato (2,7 toneladas). Y, no nos engañemos, aquel que busque un Defender no tiene en cuenta el consumo, prioriza otros aspectos sobre el gasto en carburante. Como coche de diario, para ir al trabajo o a la compra, quizá no sea el vehículo más razonable.

  2. En carretera: El comportamiento del vehículo para un viaje largo por carretera ha sido sorprendentemente bueno. En cuanto el Defender tiene kilómetros por delante, el consumo se modera hasta unos más que correctos 9,5 litros a los 100, y su comportamiento dinámico es adecuado teniendo en cuenta el peso, la aerodinámica y la posición de conducción, más elevada que si habláramos de un SUV actual del mercado. Y en términos de confort, su habitáculo no penaliza con cansancio hacer más de dos o tres horas de viaje sin descanso. Una grata sorpresa como ‘devoramillas’ este Defender. 

  3. En el campo, su hábitat: El Defender ha sido concebido para reinar fuera de la carretera, y es aquí donde todo su carácter sale a relucir. El Defender es un 4×4 pensado para ser conducido por personas que no necesariamente tienen que ser expertas en el barro, la arena, el fango y el polvo. De ahí que la multitud de ayudas electrónicas que ofrece el aparato puedan parecer excesivas y se pierda ese tacto off-road, pero bien es cierto que son de extrema utilidad en situaciones donde el camino se pone más complejo de lo esperado. El ‘Terrain Response’ se encarga de escoger los reglajes más adecuados del coche en función de la superficie. La suspensión, en su modo más elevado, permite circular por los lugares más insospechados. No intenten hacer una excursión de estas características con un SUV, no llegará ni la mitad de lejos que este Defender. Aquí es donde saca su verdadero ser: un todoterreno con todas las de la ley.

df

Altas prestaciones y un V8 para los más aventureros

Las prestaciones del Defender marcan la diferencia fuera de la carretera. La tracción total, la caja de cambios automática de ocho marchas con caja transfer de dos velocidades (largas y cortas), el diferencial central y el bloqueo del diferencial trasero activo opcional garantizan que cuenta con todos los componentes mecánicos necesarios para conducir por cualquier terreno y en cualquier situación. 

Los más aventureros tienen ante sí un motor de los que ya casi no quedan. El Defender V8 es la máxima expresión del 4×4 más resistente de Land Rover y evoca el rico legado de los Land Rover de ocho cilindros de los setenta. El propulsor V8 sobrealimentado está disponible para los diseños de carrocería 90 y 110, y ofrece un mayor rendimiento y una experiencia de conducción mejorada, eso sí, sin renunciar a las prestaciones imparables del Defender, aunque con un precio más elevado que sus hermanos con propulsores más ‘mundanos’. El V8 se puede adquirir a partir de 135.000 euros para el modelo 90 y 139.000 euros para el modelo 110.

Para la unidad probada, el Defender 110 3.0D MHEV 250 X-Dynamic SE, con etiqueta ECO y ‘pasaporte’ para los centros de cualquier ciudad, el precio de venta es de más de 90.000 euros. Más allá del precio, lo que sí destacamos de este coche es que lleva con honor la herencia de su apellido: es un Defender como los de antes, eso sí, adaptado al siglo XXI. 

asd