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Fundada en 1976 para ofrecer a las agencias de broker independientes un programa eficaz de marketing y referencia de listados de propiedades de lujo, la red Sotheby’s International Realty fue diseñada para conectar a las mejores empresas inmobiliarias independientes con la clientela más prestigiosa del mundo. Hoy hablamos con Alejandra Vanoli, directora general de VIVA Sotheby’s International Realty, la franquicia de la matriz en España, para conocer sus perspectivas del sector de lujo inmobiliario tras la pandemia.

¿Qué tipo de perfil de viviendas es el más frecuente actualmente? ¿Se buscan viviendas de obra nueva o se va hacia una tendencia reformista?

Diría que podemos encontrar las dos tendencias. Existen ejemplos como el del Barrio de Salamanca en Madrid donde la obra nueva es inexistente o casi, por lo que sabes que sí o sí tienes que reformar. En VIVA Sotheby’s International Realty nos estamos centrando también en otras zonas como son Alicante donde se están haciendo proyectos espectaculares de obra nueva. Allí, estamos concretamente colaborando con una promotora local, SOMIUM, que está cambiando el modelo nuevo de trabajo y obra nueva en cuanto a sostenibilidad que resulta fantástica. 

En Baleares tienes los dos modelos conviviendo en mayor intensidad. Existe mucho cliente que compra para reformar, dentro de las normas urbanísticas de cada ayuntamiento, de la forma más sostenible posible.

¿No parece que la obra nueva se está desplazando fuera de las capitales? El lujo se va fuera de las mismas.

Hay un poco de todo. Alicante es una alternativa a las Baleares. Menorca, por ejemplo, tenía un modelo de compraventa muy limitado, pero actualmente tiene un desarrollo inmobiliario que se ha reconvertido completamente para imitar el modelo de Málaga. Con la apertura de la galería Hauser & Wirth, que junto con la Marlborough son las dos más importantes a nivel mundial, se transforma la Isla del Rey y esto genera un interés por Menorca que no había existido históricamente, experimentando una reconversión impresionante. El centro de interés se traslada, o por saturación o porque cambia el tipo de cliente, hacia otras zonas. Los argentinos, por ejemplo, tienen interés en Valencia porque compran pisos de lujo, pero a menor precio, y tienen mayores ventajas que en Madrid.

¿A qué retos cree que se enfrenta el mercado inmobiliario actualmente?

El mercado inmobiliario tiene ahora mismo el reto en conseguir una mayor distribución geográfica de la oferta que conlleva hacerle entender al comprador de segunda vivienda extranjera que, precisamente, estas zonas tienen un mayor interés de compra. Otro reto por supuesto es la política urbanística de las ciudades para asegurarnos de que un comprador compre un activo que esté acorde con la legislación urbanística vigente.

 

El comprador de segunda vivienda también quiere que en España tengamos los estándares de sostenibilidad que tienen en el norte de Europa

 

¿En qué medida los hogares inteligentes y sostenibles pueden llegar a ser mayoritarios en el mercado inmobiliario actual?

Creo que tenderá a ser al 100% sobre todo para obra nueva. No podemos pretender que una casa de hace 40 años que se reforme tenga todos los ingredientes para ser sostenible, pero actualmente se está convirtiendo en la norma porque, ¿qué hemos experimentado con la pandemia? que pasamos mucho más tiempo en casa (teletrabajo, ocio, etc…) y nosotros hemos visto, sobre todo en Baleares, que el comprador de segunda vivienda, también quiere que en España tengamos los estándares de sostenibilidad que tienen en el norte de Europa. 

Y, por supuesto, también por tendencia, al ser más conscientes del impacto en el medio ambiente esto lo queremos ver reflejado en nuestro modo de vida, por ejemplo, encontrando energías alternativas. De hecho, eso es el lujo para VIVA Sotheby’s, que la casa responda a las últimas tendencias más que a unos precios elevados.

¿Qué tipo de perfil de cliente está surgiendo actualmente en el mercado de la vivienda? ¿De tipo inversor o del que busca establecer un hogar?

El comprador se divide en dos rangos, el que compra una propiedad para su uso y disfrute asegurándose de que sea una buena inversión y el estrictamente inversor, ya sea de residencial o terciario.

El millenial ahora mismo está siendo el comprador número uno, gente sobre todo que ha fundado empresas y al venderlas ha adquirido un enorme poder adquisitivo que invierte en inmobiliaria. Sin embargo, es una muestra pequeña respecto al total de la población millenial, ya que, al ser un segmento de lujo, no es tan accesible todavía para la mayoría. Respecto al tema de nacionalidades varía mucho, pero encontramos sobre todo un perfil europeo, en la costa, y latinoamericano en Madrid.

¿Cómo cree que está el mercado inmobiliario español frente a los de otros mercados europeos? ¿Qué podemos aprender de ellos y qué podemos enseñar nosotros?

En cuanto a construcción y calidad no tenemos nada que envidiar al resto de Europa porque la sinergia es constante. Sin embargo, Portugal e Italia están teniendo una mayor activación en la zona del mediterráneo, y cuando menciono Portugal me refiero a la costa sur, principalmente debido a todo lo relacionado en materia de fiscalidad. El comprador que busca una segunda residencia y no tiene preferencia por ninguna de las tres, es más probable que elija Italia simplemente por las ventajas fiscales que allí va a percibir frente a España. 

 

España tiene que mejorar en materia de fiscalidad para ser competitiva frente a Italia o Portugal.

 

¿Cree que vamos a una tendencia de menor accesibilidad a la vivienda de lujo por los precios actuales o que puede haber una tendencia a la baja en el futuro para atraer nuevos inversores internacionales o reforzar la compra nacional?

El sector de lujo en España siempre ha sido un sector seguro de inversión, pero si queremos que el inversor compre más hay mucho que hacer. Un aspecto de mejora es precisamente en materia de regulación del sector profesional inmobiliario. Regular los precios no es la solución porque responde siempre a la ley de oferta y demanda. Urge más una regulación a nivel profesional que un intervencionismo en el mercado.