El fenómeno de los influencers ha pasado de ser algo marginal a ser cuestionado ahora mismo su impacto y labor social en el Congreso de los Diputados. ¿Cómo valora la evolución de este fenómeno?

Como algo previsible. Las nuevas generaciones han cambiado la forma de consumir contenidos y por tanto han encontrado en los creadores algo que no les estaban ofreciendo los medios tradicionales como por ejemplo, tener la posibilidad de elegir el momento en que ven un video, encontrar referentes naturales como ellos o escuchar a personas hablando su mismo lenguaje. Esto supone que el sector está en continuo crecimiento y evoluciona no solo de forma positiva, sino de forma orgánica y sostenible. Los medios aún no han sabido captar ese talento y adaptarlo a sus estrategias, por lo que se han quedado desactualizados. No tengo duda de que esto cambiará y muy pronto comenzaremos a ver caras nuevas en los medios tradicionales.

La inversión en el sector de medios digitales, y más concretamente con los influencers, va en aumento año tras año ¿Cuál es el impacto real que puede tener un influencer a la hora de elaborar una estrategia de marketing efectiva frente a campañas tradicionales?

Según los últimos datos del informe de la IAB sobre inversión publicitaria el mercado de los influencers ha crecido a doble dígito respecto a 2020 con una inversión estimada de más de 50 millones de euros, un 73.3%  más respecto al año pasado. Un sector que sin duda está en pleno auge y que sigue evolucionando a gran velocidad, pero que todavía es una parte muy pequeña dentro de la industria publicitaria. De momento no tenemos techo y seguiremos creciendo, demostrando a su vez nuestra transparencia y efectividad en los KPIS de nuestras campañas. 

La nueva Ley de Comunicación Audiovisual ha provocado división de opiniones en cuanto a la inclusión de los influencers y su equiparación a los medios tradicionales ¿Se puede realmente establecer dicha comparativa cuando no todos los influencers tienen el mismo impacto, tamaño e incluso infraestructura tras ellos?

Comparar a los influencers con los medios tradicionales es un arma de doble filo, sobre todo porque los recursos que tienen los creadores no tiene nada que ver con los que tiene la industria tradicional. La mayoría de estos  surgen en sus propias casas y con sus propios medios y a día de hoy, a pesar de que cada vez más la inversión es mayor, no hay tantos que puedan vivir de ello. Esto no quita de que debemos legislar la creación de contenido, ya que en muchas ocasiones la influencia es muy grande, pero es cierto que ponernos a la altura de los medios es demasiado aspiracional ahora mismo.

¿Y qué me dice de aquellos que residen en el extranjero? ¿Cómo se podrá garantizar que actúen bajo el marco regulatorio de esta Ley? 

Si viven en el extranjero y trabajan desde allí, la legislación que deben acatar es la del país en el que residen. Creo que no debemos confundir el evadir impuestos con trabajar desde otro país. Puede parecer más ético o menos, pero la realidad es que no están cometiendo ninguna irregularidad por trabajar desde Andorra o Portugal.

¿La propuesta de Ley contemplaría algún tipo de regulación sobre las plataformas, que son al fin y al cabo las que ponen los medios a su disposición? Hay influencers que incluso cuentan con plataformas propias.

Las leyes que incumben a las plataformas vienen impuestas directamente desde Europa, desde donde se regularizan este tipo de intereses generales. Las plataformas deben adaptarse a las normativas y salvaguardar los derechos del consumidor, y los creadores están totalmente de acuerdo con seguir esta normativa. 

Para terminar, ¿cómo ve el futuro del sector de los influencers en España?

En total crecimiento. Vamos a seguir creciendo tanto en inversión como en presencia en el mercado publicitario y a la vez, el sector irá evolucionando y se irá profesionalizando. Creo que desde la industria debemos apostar por acercarnos cada vez más al marketing de contenidos, ya que es en ese terreno, donde los influencers alcanzan su máximo potencial.