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Ulrike Kastens

Economist Europe para DWS

La inflación en la eurozona cayó sorprendentemente en noviembre. El aumento del coste de la vida fue sólo del 2,4%, frente al 2,9% de octubre. En toda Europa, la caída de los precios del petróleo y la relajación de los precios del gas y la electricidad tuvieron un impacto notable. El componente del precio de la energía cayó un 11,5%. Los precios de los alimentos, en cambio, apenas aliviaron la situación. En este caso, la subida de los precios sólo se ralentizó del 7,4% en octubre al 6,9% en noviembre, lo que es demasiado poco para que los consumidores lo noten realmente en sus compras diarias.

Para el Banco Central Europeo, sin embargo, el índice subyacente es especialmente importante en estos momentos, ya que proporciona una indicación de la tendencia subyacente de los precios. En octubre, el índice subyacente subió sólo un 3,6% (octubre: 4,2%) y, lo que es más importante, experimentó un fuerte descenso intermensual, debido sobre todo a la ralentización de los precios de los bienes de consumo duraderos. Éstos subieron sólo un 2,9% (octubre: 3,5%). Los precios de los servicios también cayeron, pero a un ritmo mucho más lento.

Incluso si esperamos un salto por encima de la marca del 3% en diciembre debido a los efectos de base, las cifras de hoy probablemente habrán sido recibidas con alivio por el BCE. Es demasiado pronto para declarar la victoria sobre la inflación. Los aumentos salariales siguen siendo demasiado fuertes. No obstante, las tasas de inflación podrían volver al objetivo del 2% del BCE en 2024, al menos temporalmente.