L a situación que estamos viviendo supone un punto de inflexión a nivel social y es el inicio de un gran número de cambios de valores y de comportamientos. La realidad cambia en respuesta a la situación de crisis, y tras ella, cambian los valores sociales. Y cuando lo hacen, arrastran con ellos decenas de comportamientos humanos, pequeños gestos al principio, y verdaderos terremotos al final que pueden cambiar la cultura y la economía tal y como las conocíamos hasta ahora.
Es importante para las marcas entender qué provoca estos cambios y el contexto para activar insights que den lugar a nuevas oportunidades y roles que las hará más relevantes. Hoy más que nunca las personas esperan que las marcas tomen posición, se alineen con sus valores y creencias, y que tengan un papel importante más allá del espectro comercial.
El concepto Brands for Good toma aún más relevancia e impulso pasando a ser una parte esencial de la estrategia de marketing. Estamos en la era del propósito y este es un escenario muy real para poner los recursos de una marca al servicio de la sociedad, para devolver a la sociedad la confianza que se deposita en una marca al elegirla. Marcas y personas se relacionan ya de muchas formas, no solo comerciales.
La crisis del COVID-19, y sobre todo el periodo de confinamiento, ha impulsado nuestra relación con las tecnologías digitales. Hemos estado más conectados que nunca.
EL CONSUMO DE MEDIOS SE DISPARÓ y el mundo digital ha sido nuestro aliado a la hora de satisfacer algunas de nuestras necesidades como relajarnos, conectar con amigos y familiares, aprender o mantener hábitos de vida saludable.
La adopción digital en España ha aumentado hasta un 96 %. Eso significa que casi todos utilizamos hoy en día al menos un servicio digital ya sean compras online, trabajo en remoto, entretenimiento y ocio digital, banca online o consultas de telemedicina. El mundo digital y, en especial los medios sociales, salen reforzados ya que están siendo los grandes aliados de una sociedad que, más distanciada que nunca, ha aprendido de golpe a valorar lo importante que es estar cerca, ayudar, colaborar y ponerse al servicio de los demás.
Las marcas tienen frente a ellas el reto y la oportunidad para actualizar y dotarse de todas las capacidades digitales y de tecnología necesarias para responder al nuevo contexto, de forma contundente y ágil. Para ello, se vuelve más necesario que antes si cabe el trabajar en una visión y trazabilidad única de cliente (single customer view) y concretar las palancas clave a nivel de data, stack tecnológico y de organización. Solo de esa forma se estará preparado para construir relaciones sostenibles y diferenciales entre marcas y personas. Además de las tecnologías de orquestación del Data, será clave contar con equipos y partners adecuados para sacar valor para el negocio de ese data y de la tecnología. Ya no hablamos de marketing digital o no digital. Hablemos del marketing que conecta o que no conecta con un mundo que ya ha llegado.
EL MOMENTO HISTÓRICO AL QUE ESTAMOS asistiendo nos ha empujado a reevaluar nuestra relación con la tecnología. Presenta una oportunidad para que las marcas restablezcan la forma en que interactúan con las personas a través de los canales digitales, pero también aumenta las expectativas en los consumidores. Un aspecto fundamental de la respuesta de las marcas debe ser un enfoque renovado que aborde la experiencia completa de sus clientes, uniendo el marketing, las ventas y el servicio de una manera totalmente integrada. Eso requiere aunar las ventas con satisfacer las necesidades y expectativas del cliente dondequiera que se produzcan.
Hay una oportunidad para que las marcas se muestren más humanas, para desarrollar la empatía con los consumidores y, todo ello, a través del uso de la tecnología.