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Enrique Díaz Álvarez

Director de Riesgos de Ebury

El euro estuvo a punto de conseguir un buen rendimiento la semana pasada, favorecido por las expectativas de un BCE más agresivo y por el informe del mercado laboral estadounidense (que indicó a la Reserva Federal que las presiones pueden estar relajándose). Sin embargo, el anuncio de Gazprom a última hora del viernes de cortar el suministro de gas a Europa Occidental de forma indefinida hizo que el euro (y de hecho la mayoría de las divisas) cayera frente al dólar. Esta noticia acerca la perspectiva de una escasez generalizada de energía en Europa y hace aumentar los temores a una recesión.

La crisis en el suministro energético, sumado a que el desempleo sigue siendo bajo y las presiones inflacionistas se sitúan en niveles récord, plantea un reto inusualmente difícil al BCE de cara a su reunión de este jueves. Los traders estarán pendientes de la decisión del banco de subir los tipos en 50 o 75 puntos básicos -pues el BCE trata de recuperar el tiempo perdido-. El empeoramiento de la crisis del gas la semana pasada añade aún más incertidumbre a la decisión. No habrá muchas noticias en Estados Unidos en una semana más corta debido al festivo, hoy lunes, por el Día del Trabajo, pero la competencia por el liderazgo para suceder a Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido debería añadir cierta volatilidad a la libra esterlina.

EUR

Los datos de inflación publicados la semana pasada confirmaron que el BCE, de entre todos los grandes bancos centrales del mundo, es el que quizás se enfrenta al reto más difícil. La inflación volvió a sorprender al alza, tanto en el índice general como en el subyacente, y en ambos casos registró otro récord histórico para la eurozona.

La reunión del BCE de esta semana es probablemente la más crítica de este año. No solo los datos de inflación son terribles y el banco central está claramente atrasado en el actual ciclo de subida de tipos, sino que además la crisis energética resultante de la dependencia del gas ruso por parte de Europa Central no se ha visto en ningún otro lugar. Creemos que el BCE subirá los tipos en 75 puntos básicos, ya que el nivel de los tipos en la eurozona se sitúa por debajo del de sus homólogos y de la realidad económica, y no hay mucho que la política monetaria pueda hacer para recuperar el gas y aliviar la escasez.

USD

El informe del mercado laboral supuso un alivio para la Reserva Federal. Mientras la creación de empleo continúa a buen ritmo (disipando los temores de una recesión en EE.UU.), la población activa aumentó y los salarios crecieron menos de lo esperado. Esto indica que la demanda de mano de obra sigue siendo elevada, tal y como confirmó el informe JOLTS de ofertas de empleo de principios de semana, pero que se debe más a un aumento de la demanda de mano de obra que a una espiral salarial. 

Como respuesta, los tipos bajaron en Estados Unidos, y la semana habría sido difícil para el dólar de no haber sido por el anuncio de Gazprom sobre la suspensión indefinida de los suministros de gas justo antes del cierre de la sesión de Nueva York el viernes.

GBP

Una serie de datos de segundo nivel resultaron ser más fuertes de lo esperado en Reino Unido la semana pasada: las ventas minoristas, los precios de la vivienda y las aprobaciones de hipotecas (además de una corrección al alza del índice PMI manufacturero). Ninguno de estos datos fue especialmente útil para la libra, que siguió la caída del euro frente al dólar, pero parece indicar que quienes ven una recesión inmediata se han adelantado un poco.

Esta semana estaremos atentos al resultado de la contienda por el liderazgo del Partido Conservador. Si la ganadora es Liz Truss, es probable que sea positivo para la libra esterlina, al menos a corto plazo: mayor gasto fiscal, más proteccionismo comercial y, por tanto, una política monetaria más estricta. Históricamente hablando, esta es una combinación que ha demostrado ser positiva para la divisa.