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Ramón Gascón Alonso

Profesor de eae business school

No existen demasiados análisis del impacto económico que para la UE tenga la guerra entre Israel y Palestina y éste dependerá de muchos factores. Principalmente del tiempo de duración del conflicto y de las fuerzas que se impliquen en el mismo en una escalada que hoy en día es imprevisible. Podemos anticipar que sí habrá mayor inflación al tensionar cadenas de suministro, y en alertar de una recesión mundial como principales consecuencias en caso de prolongarse o estancarse.

Los analistas de Bloomberg Economics han dibujado un escenario con tres posibilidades. La primera sería una guerra limitada en que la tensión se situara en Cisjordania y su impacto fuese limitado para los precios del petróleo. En el segundo caso, los economistas calculan qué ocurriría si el conflicto se extiende al Líbano y a Siria, donde Irán también apoya a grupos armados como Hamás. Por último, el escenario más catastrófico contempla un enfrentamiento directo entre Israel e Irán.

Tenemos que tener en cuenta que en el caso de una escalada regional limitada, que incluya enfrentamientos en Cisjordania y en las zonas fronterizas de Israel con Líbano y Siria, así como ataques contra intereses occidentales (principalmente de Estados Unidos) en la región, los impactos económicos y financieros serían más elevados, pero limitados. También tenemos que observar que todos los territorios afectados por el conflicto no son ni exportadores de productos derivados del petróleo ni tampoco tienen importancia en el proceso logístico de su transporte, Tampoco existe una relación económica y financiera con occidente que entendemos como significativa. Tampoco los países fronterizos tienen interés alguno en que el mismo se extienda regionalmente.

El principal problema para que podamos considerar el conflicto una amenaza de dimensiones más “Globales” sería la implicación directa de IRAN en el conflicto. A día de hoy esto no se ha producido aún.

En este escenario la implicación militar de Estados Unidos sería prácticamente total y tendría una repercusión directa en el precio del petróleo y en su tránsito por el estrecho de Ormuz. Bien es cierto que en los últimos tiempos se han reducido las sanciones tanto a Irán como a Venezuela, aunque en este último caso afecta más a Estados Unidos y no tanto a la Unión Europea.

Ya existen proyecciones que han apuntado que, en este escenario, el Brent podría superar los 150 dólares por barril, lo que podría sumir a varios países en una recesión económica.

La economía global no tiene margen para amortiguar otra crisis energética, que sería mayor que la derivada de la guerra en Ucrania porque los efectos sobre el petróleo se transmiten de manera más amplia y rápida debido a su impacto en el transporte y su efecto arrastre en otras materias primas. Ya estamos soportando un escenario inflacionista que está afectando a la capacidad adquisitiva de los ciudadanos de todo occidente.

La UE, España, sobre todo, son especialmente dependientes porque importan más del 90% del petróleo que consumen. Sin embargo, las reservas globales están un 25% por debajo de dónde se encontraban antes de la invasión rusa de Ucrania debido al uso coordinado de las reservas estratégicas por parte de la Agencia Internacional de la Energía. Esto puede suponer un elemento más en la tensión de precios.

Hoy en día solamente podemos especular con las consecuencias de la escalada del conflicto, tal y como hemos apuntado. La Comunidad Internacional, reconociendo el acto terrorista de Hamas, como un acto de agresión inaceptable, si le ha pedido a Israel una respuesta contenida en su respuesta contra Hamas. El desarrollo del mismo marcará las implicaciones económicas para nuestras economías.